tapas y vino en sevilla

De tapas por Sevilla

Salir de tapas por Sevilla es sinónimo de diversión, de arte y de todo el sabor de la mejor cocina andaluza. Se trata de una de esas ciudades diferentes, capaces de cautivar cada día a turistas y locales a través de un ambiente especial, que parece transmitirse entre su gente y sus rincones. Comer en Sevilla a base de tapas, un placer único del sur.

Pocas cosas pueden compararse con una manzanilla acompañada de unas puntillas de jamón a orillas del Guadalquivir o unas papas con choco y una cerveza en pleno barrio de Triana. Los bares de tapas en Sevilla constituyen uno de los pilares del ocio de la ciudad y sin duda, son uno de los mejores destinos para salir de cañas en nuestro país.

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Los mejores bares y restaurantes en Sevilla para ir de tapas

Resulta imposible quedarse con un solo lugar para disfrutar de la comida típica de Sevilla. Y es que, precisamente, lo que distingue a esta preciosa ciudad en lo que a “tapeo” se refiere, es la enorme variedad de bares, tascas y tabernas donde empaparse del arte andaluz a través de cada bocado.

Hay quien dice que ir de tapas por Sevilla es la mejor manera de conocer la ciudad, enlazando una ruta estratégica por sus rincones gastronómicos más emblemáticos.

Y sin duda, un buen lugar donde comenzar ese recorrido en busca de los mejores platos típicos de Sevilla y las tapas más famosas de la ciudad, es Eslava y su huevo sobre bizcocho de boletus, una propuesta original y diferente que cada día tiene más adeptos en la capital hispalense.

Podríamos continuar nuestro trayecto degustando la sardina marinada de La Pepona, o las lagrimitas de presa ibérica con mojo picón del Perro Viejo, un bocado difícil de olvidar.

Siguiendo con esta deliciosa ruta gastronómica, no podemos dejar de lado las famosas croquetas de Casa Ricardo o los montaditos de pringá de la Bodeguita Antonio. Verdaderamente, otras dos fantásticas opciones para comer o cenar en Sevilla que no te puedes perder.

Y por qué no, terminar con unas tortillitas de camarones en El Candil, junto al estadio Sánchez Pizjuán, en pleno corazón de Nervión, o el exitoso Capricho andaluz de Sanbers en la Avenida Alemania, un cilindro de atún, fresa, almendras y sandía, bañado en uno de los mejores salmorejos de la ciudad. Sólo de pensarlo entran ganas de empezar a tapear, ¿verdad?

Un fin de semana de tapas por Sevilla

Sevilla es uno de los destinos favoritos de los españoles que buscan un fin de semana diferente. Su gente, su oferta gastronómica, su clima y, por supuesto, su ambiente, han hecho que las visitas a la ciudad hayan dejado de concentrarse en Semana Santa y durante la feria. Ahora Sevilla se llena de visitantes en cualquier puente o fin de semana del año.

Si empezamos a planear nuestro viaje buscando alojamiento, la oferta de hoteles en Sevilla ha aumentado de forma notable, tanto en términos cuantitativos como cualitativos, por lo que no resulta difícil encontrar un alojamiento de calidad y a un buen precio en cualquier época del año.

Además, Sevilla es una ciudad repleta de tesoros arquitectónicos. La Macarena, el Puente de Triana, la imponente Plaza de España, la Giralda o la Torre del Oro son sólo algunas de las joyas que la capital hispalense brinda a sus visitantes, casi siempre bajo un cielo despejado y un sol espléndido. Por ello, conviene informarse previamente y escoger alguna ruta que repase los lugares más emblemáticos, sin descuidar el paso por sus mejores bares. Y es que, con un vino y una tapa, la ciudad resulta aún más bella.

Cualquier época en el año es buena para visitar Sevilla, pero el invierno, el otoño y especialmente la primavera son las mejores estaciones, con temperaturas suaves, días soleados y sin el calor que en verano suele azotar a la urbe. Un calor, que se lleva mucho mejor con un buen gazpacho sevillano en el bar Plata, de la calle Resolana o un rebujito fresquito.

Y qué decir del arte que envuelve toda la ciudad, un arte con sabor propio. El sabor de un vino fino y una tapa suprema de salmón al brandy con salsa de maricos en el Tablao El Arenal, o de una cañita helada y unas cuñitas de queso curado en El Patio Sevillano.

Para terminar, pocas cosas superan a un paseo a orillas del Guadalquivir con el reflejo de las luces de la ciudad en el agua y a una buena fritura de pescado en el famoso Quiosco de las flores. De mención especial sus deliciosas acedías, tan características de las tierras andaluzas.

La verdad es que es complicado encontrar un plan mejor para disfrutar de un fin de semana cualquiera. No sabemos si será verdad eso de que Sevilla tiene un color especial, pero lo que tenemos claro es que tiene un sabor único.